Tras la aparición de los papeles de Panamá, lo de Ausbanc, Manos limpias y la caída del ministro Soria, podríamos pensar que se ha conseguido hacer retroceder un paso a la corrupción, incluso podríamos felicitarnos pensando que algunos han caído.
Pero mirando un poco más allá, son sólo malas noticias, aún más golpes para quienes denunciamos la corrupción desde posiciones de limpieza democrática ¿Si el lado oscuro del “sindicato del crimen” era conocido por todos sin que nadie actuase, debemos concluir que las denuncias deben ser interesadas y que si no, mejor es vivir y dejar vivir hasta que el chantaje llegue a la “infanta”?
Aún es peor lo de hacienda que reclama a los periodistas los tan cacareados papeles de Panamá, confirmando que se encuentran inermes y no se enteran del enorme trasegar de dinero de la corrupción. No es un éxito que digamos.
Y encima ¡Uds. son tontos! tenemos que aceptar, de quien tuvo empresas en paraísos fiscales y su padre, que las empresas puestas a nombre propio, las necesitaban para “operar” con navieras panameñas, como si esas operaciones las realizaran ellos y no las empresas que representaban.
Ya no se puede negar la crisis institucional que vive España. Todo se compra y se vende; se diría que no hay institución ni inversión pública que se libre. Pero tras una crisis que empezó siendo inmobiliaria y luego financiera, se ha instalado una crisis social que es aterradora por la falta de ideas y soluciones.
Dicen que en las crisis siempre nacen nuevas oportunidades. Aunque no sé si esta idea sólo se aplica a los negocios sucios; sé, que crecer es una sucesión de crisis de las que uno puede aprender algo o nada. Y que nuestra sociedad está en crisis, muy sorprendida por la magnitud y el descaro de los casos de corrupción protagonizados por quienes hace dos días, con gesto severo, nos reclamaban austeridad.
Sí, ya se sabía que algo mamaban, pero es que aquí no es escapa ni uno. Y que no me digan que este modelo corrupto, amparado por nuestra “democracia”, afecta sólo al PP ¡No es verdad! Es una forma de hacer que, desde las alcaldías a la cúpula de los ministerios, hemos tolerado por aquello de la presunción de inocencia: una sandez como la copa de un pino, como si fuera aceptable la simple duda sobre la honestidad de quienes manejan nuestros dineros.
La tolerancia que proclamaba Felipe González quien; tras perder la Comunidad de Castilla y León por la dimisión de Demetrio de la Madrid, como el mismo contaba; incorporó a su discurso esa teoría de la presunción de inocencia aplicada a la política. Pura envoltura para el conjunto de políticas “centristas” que aplicó y que supusieron el abandono de la izquierda y la lucha contra la corrupción para su partido.
Y es que no hace falta presumir nada de nada, las empresas off-shore sólo sirven para blanquear dinero, o como vuelve a decir este caradura, para prestar “servicios” o venderle yates a quien lo oculta; que sólo es otra forma de beneficiarse de la evasión de capitales (perfeccionar el blanqueo).
Por eso, sin ninguna presunción de inocencia -porque ya no cuela- resulta ser que tienen relación con empresas off-shore, personas como González, Aznar, Rato, Blesa o Soria. Gente que ha tenido en sus manos la gestión de este país y de la crisis, en asuntos como: la privatización del sector eléctrico, el saqueo de las cajas o el rescate de los bancos.
Personas concretas de la élite política y financiera que nos ha gobernado, relacionadas en ese listado de cuentas panameñas: parece evidente que deben ser investigados por el ministerio fiscal. Piensen, que, por muy especialista que sea la famosa Mossack Fonseca, sólo es un despacho de abogados de la multitud que puede haber en Panamá y en el resto de los paraísos.
Y claro, todo esto inquieta nuestro letargo: sabemos que es la hora de despertar para tomar el control de nuestros asuntos pero sólo queremos arrebujarnos al “caloret”, retornar a la modorra ahuyentando la inquietud ¿Pasará la oportunidad de permanecer conscientes?
Creo que no queremos enterarnos de que lo han privatizado todo sin que haya rastro del dinero, que cada español pagó 1000 euros para evitar la quiebra de los bancos alemanes y europeos, o que aquellas eléctricas que regalamos, nos sacaron en el año pasado aún más beneficios: 150 euros por español al año; ya sea a un bebe, adolescente, viejo, o mediopensionista.
Realmente, tampoco sé, si despertar servirá para evitar la pesadilla.
Despertar o pesadilla
26 martes Abr 2016
Posted Democracia, Partidos, Política
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