Huelga General Global contra la monetización de las vacunas COVID-19

Cada día se hacen más evidentes, tanto la enorme desigualdad de los países en el acceso a las vacunas, como la manipulación de sus ritmos de producción y distribución, en beneficio de las farmacéuticas.

Ya desde el principio de la pandemia, comenzó un ridículo debate: salud vs. economía, que como siempre -de fondo- sólo esconde un debate de clases y de poder. Hoy es, quién accede primero a la vacuna, no voy a hablar de Dubái y el emérito, ni de políticos y obispos, ni de Ayuso siquiera. Sólo hablo de la imbecilidad manifiesta de quienes se plantean esa duda o utilizan esos argumentos.

Desviarse del objetivo económico de derrotar el virus de forma global, para erradicarlo lo antes posible vacunando a toda la humanidad, sencillamente, es destartalado en lo intelectual. Las cuentas son indiscutibles y vienen de todas las fuentes, las pérdidas globales son centenares de veces mayores que el coste de producción y distribución de vacunas para todos. Incluso considerando un beneficio razonable, o no tan razonable, para esas farmacéuticas.

Pero, los países que salgan antes de la situación de pandemia obtendrán enormes ventajas económicas -Dubái- y por eso se ha iniciado una loca carrera en la que los países más desarrollados vacunan y acaparan vacunas, como para vacunar a toda la población mundial, mientras otros esperamos y morimos.

Así, hace meses que la UE viene fracasando en su campaña de vacunación por falta de existencias. Con toda su presunta capacidad tecnológica, farmacéutica y financiera, capaz de producir todas las vacunas necesarias en el mundo y después -según nos dicen- de haber puesto más perritas que nadie en la investigación: espera turno de poder mientras procrastina en la aprobación de la rusa y la china, por razones geoestratégicas y geoeconómicas. Y la legalidad establecida de las patentes que permite a las grandes farmacéuticas administrar la muerte a cambio de dineros.

Además, los riesgos de que esta pandemia se convierta en crónica (vacunación anual), por la existencia de bolsas de población o países sin vacunar, donde el virus pueda mutar a su albedrío, seguirán ahí durante años y mientras se mantengan unos sistemas legales donde la economía pueda anteponerse al valor de una vida.

Para nada me creo ese 60% de vacunación, objetivo mínimo que esperan, para el mes de julio, porque al ritmo que vamos 5,5% en 93 días (desde el 27/12/2020), vamos tardar casi un lustro en llegar al 70%. Aunque es de esperar que una vez alcanzado ese objetivo del 70%, en USA y RU, el ritmo de vacunación de la UE acelere, a día de hoy, no tengo demasiada esperanza en unas navidades a la antigua usanza. Países más pobres podrían tardar tres o cuatro veces más que nosotros. Eso sí, por riguroso orden de pobreza o interés geo-loquesea.

Personalmente, creo en la humanidad. Estoy convencido de que a la gran mayoría de la población mundial les repugna esta situación tanto como a mí, pero su opinión no va a contar nada si no la hacen valer. La clase trabajadora (“de todo el mundo”), debería tomar nota, de que el corpus legal que enmarca esta situación de pandemia, ha sido redactado en su contra y en beneficio de un modelo capitalista implacable que muestra su cara genocida cada vez que hay dinero a la vista. Y en esta pandemia hay muchísimo dinero en juego.

Igual que en la crisis anterior, unas leyes sesgadas que beneficiaban a los bancos produjeron un grave daño social y una grave crisis económica, hoy, las que protegen los derechos de propiedad intelectual de las farmacéuticas, van a producir graves daños vitales a mucha gente y una crisis económica que no puede quedar en manos de intereses privados. Si hay algo que ha demostrado la crisis es que sólo lo público puede afrontar problemas de escala global.

Es necesario poner a trabajar toda la capacidad de producción de vacunas existente en el planeta y eso es incompatible con el actual modelo de patentes, porque produce un daño global -económico y humanitario- que no es aceptable para nadie.

Por todo eso, desde lo más profundo, de mi más que asumida humildad, hago mi llamamiento a todos, partidos políticos incluidos, para avanzar en la convocatoria de una huelga general mundial por la incautación de las patentes y los métodos necesarios para la producción de las vacunas, con inicio en la UE pero de carácter global. Porque sobran razones para pensar que solo una iniciativa del tamaño de la pandemia, pueda alterar un estado de las cosas que va rumbo al genocidio.

¡¡¡SALUD!!!

El comité

Aunque mucho más desde 2011 por el artículo 135, hace ya bastantes años que el crecimiento de la desigualdad y la corrupción, impulsan una radicalización que resquebraja el bipartidismo en su dulce transitar; tan largamente instalado él, en sus redes clientelares y en ese modelo vertical de partidos donde las decisiones siempre se tomaron en la cúspide: los sanedrines.

Un modelo que ya chirriaba en una sociedad cada vez más preparada e informada, con votantes y militantes ávidos de participación, donde cada uno compone su propio diagnóstico juntando bazofia informativa pero inmediata, con sentimientos socialistas como la memoria, los puños, las rosas y todo eso.

El PSOE anticipó esas ansias de participación con tiempo suficiente, por eso los estatutos pasaron de estar en manos de las distintas ejecutivas a ser publicados en la red; también por eso se hablaba cada vez más de la participación y de “la gente” (los gobernados). No obstante, los avances en el modelo de dirección fueron escasos y se hicieron a regañadientes, sin considerar que cualquier cambio produce tensiones. En las primarias el conflicto de legitimidad no era previsible, era seguro. Fueron mal estatuidas por falta de ganas o porque sólo avanzaban a impulsos del oportunismo.

Finalmente la polarización dividió a los votantes del bipartidismo y mira si son leales que sólo fue su hartura, la que hizo cambiar su voto. De repente, el “bi” se convirtió en “cuatri”, lo que termino de llenar el balde de la ingobernabilidad.

El caso es, que inmersos todos en una situación económica y política que sólo favorece a los muy ricos, cuando el PSOE defiende las políticas de la UE, esa polarización lo deja fuera. Los minimaliza de facto porque se sabe que polos sólo hay dos y que están ocupados por el PP y Podemos con sus mareas.

Así y todo, la principal preocupación para el PSOE debiera ser que detrás de unas primarias viene siempre una gestora, por lo que solo les sirven para dividirse y malgastarse; creo que sería mejor prohibirlas hasta que todos aprendan a usarlas. Se trata de intentar elegir a los más competentes y decentes, no de una inacabable guerra entre bandas de pelotas ¿Saben?

Tampoco es que Podemos lo haga mucho mejor, su modelo de primarias y sus formas de decisión sólo pueden equipararse a las del viejo centralismo democrático, por eso desde el debate cero: han conseguido cambiar el arriba y abajo por el derecho a decidir, sin traumas ni conflictos, aunque el giro esconda el abandono de los pueblos más pobres, por parte de los más ricos.

Pero lo peor, es esa asquerosa adicción al márquetin y la comunicación que todos tienen; creen que eso es lo importante aunque les repitas que nunca serán un bálsamo de fierabrás contra la estulticia. Sí, es cierto que cuando Pedro Sánchez comenzó su andadura como secretario general, las encuestas decían que la primera causa de preocupación de los españoles era la corrupción.

Parecía una oportunidad evidente, pero los lemas son como armas que carga el diablo y el “No es no”, no se supo o no se pudo explicar ante un escenario donde si hablas de corrupción, siempre hay un votante del PP que te contesta con los ERES de Andalucía. Porque aunque no sepan ni de qué puñetas van, el PP ha conseguido meterlo entre ceja y ceja a muchísimos electores.

En estas circunstancias, Pedro Sánchez debería haber sabido hacer un ejercicio didáctico para el que quizás no estaba preparado; sabía que cuando se va perdiendo, lo importante es mantener la distancia, resistir, aguantar y sufrir cerrando la boca, a la espera de la oportunidad del último minuto. Pero la política no es así, y cuando no puedes convencer a todos -también a una parte de ellos- de que lo mínimo que le puedes pedir a un político es que no chapotee en la corrupción, es mejor evitar convertir eso en un argumento central.

Además, estoy convencido de que Sánchez se equivoco en el debate con Rajoy: que no estaba previsto que lo llamara indecente sino referirse a sus políticas o a su actitud ante la corrupción como indecentes. No sé, lo cierto es que puso la nave proa al marisco y se ató al palo mayor.

En estas circunstancias los barones hicieron lo que siempre han sabido hacer, utilizar su “autoridad moral” para situarse como jueces y parte, ignorando a los militantes y los estatutos. Nunca un secretario general federal tuvo menos crédito en los sanedrines, pero que nadie se engañe, en el PSOE no hay mayor autoridad que el SGF y su ejecutiva, salvo el comité reunido en pleno.

En lo que se refiere al comité, lo convoca la ejecutiva o la tercera parte mas uno de sus miembros, sus acuerdos serán válidos siempre que estén recogidos en el orden del día. Y el orden del día lo pone la ejecutiva aunque se puedan incluir propuestas a la CEF que pueden ser aceptadas si son presentadas con 10 días de antelación. El voto es individual y público no a mano alzada ni en urna.

En cuanto al quórum es la mitad mas uno de la ejecutiva, la vigente claro, porque sólo es eso “Proporción de votos favorables para que haya acuerdo” lo dice la RAE. Y en cuanto al decaimiento, que en este caso parece no venir relacionado con la edad, es vergonzoso contar a los fallecidos -en el frente que dirían ellos- para construir una mayoría pírrica con la que perpetrar la traición ¿No hubiera sido más fácil, leal y entendible, una moción de censura?

En fin, prefiero no seguir, lo pasé mal viéndolo por la tele. Sí diré sin embargo, que no es raro que los comités o las asambleas del PSOE acaben como el rosario de la aurora, lo he visto docenas de veces y siempre por lo mismo: la imposición del criterio de unos pocos, al conjunto de la militancia. Pero que nadie se equivoque, dice la Constitución Española, en el título preliminar, que los partidos políticos expresan el pluralismo político, … son instrumento fundamental para la participación política, … y su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos. Y esta última frase resulta fundamental.

Aunque hasta el 2010, pensé que el PSOE era el partido que mejor aplicaba ese parrafito que la Constitución les dedica. Creo que hace ya años que no es así. Fue esa falta de sentido y de capacidad política, que nos reveló en su espectáculo la flor y nata del PSOE en el Comité Federal del otro día, las que me hicieron irme a principios de 2011.

Ya me resulta aburrido por reiterado ese match: establishment vs outsiders en un improvisado ring de barro. Es un compendio de malas prácticas que anidan en el PSOE y acabarán con él.

Lo que ocurrió fue impresentable porque fue antidemocrático al incumplir sus propias normas, porque gano el aparatismo sobre la política, porque se impuso la traición de unas dimisiones forzadas sobre la legitimidad democrática de una moción de censura. Pero fundamentalmente, porque tuvieron miedo de dar un paso a la izquierda y traicionaron la promesa del “No es no”.

Y ahora ¿Abstención, antes o después de las elecciones? ¿Ganar por mayoría absoluta las terceras después de lo que han hecho o moción de censura para hacer lo que no han querido hacer? ¿Hay quien lo entienda?

* dedicado a mis compañeros de SxTF, CLI-AS y UNIÓN SOCIALISTAS

Revolución

Algo que hace poco leí, de alguien que aprecio, me hizo repensar los vericuetos del significado de una palabra que utilizo con muchísima frecuencia y siento como propia; cambiaría todo lo que tengo o pueda tener en el futuro y más, que no es mucho, por un pequeño avance revolucionario en el mundo.

Claro que, como es de rigor, lo primero que hice para escribir con palabras tan gordas fue ir al RAE para intentar entender que opinan los expertos del lenguaje sobre el significado de mi querida palabra y fue decepcionante. Lamento que el término revolución sea tan mal comprendido.

Sólo acepciones relacionadas con la violencia y la alteración del orden, nada de los cambios sociales, políticos y económicos inherentes a las revoluciones, ninguna acepción ni valor positivo. Aunque, en ese sentido, no haya habido una revolución mala, porque son todas preciosas obras de la humanidad: desde las que se producen en la geometría para dar volumen a las cosas, a las de un motor o una hélice,… hasta aquellas otras como la americana, la francesa,… o la industrial y tecnológica que vivimos; en fin,…,  la de la mujer.

Y es que la revolución no es sino un profundo cambio sociológico que se produce cuando las superestructuras que gobiernan económica, científica o políticamente,… quedan superadas por la realidad de un momento. Entonces, de repente, cambian las ideas o no sé: se caen los miedos; la cuestión es que todo empieza a funcionar de otra manera.

Las revoluciones son fugaces, positivas e imprescindibles, actúan como un condensador o una tormenta, acumulan energía que luego disparan violentamente, pero no son malas ¿Qué sería de nuestras democracias sin aquel asalto a la Bastilla; y qué sería de nuestra esperanza de vida sin esa revolución tecnológica que hoy impulsa la ciencia y el conocimiento?

Somos nosotros: la influencia de las ideas en nuestra evolución, en los modelos de relación que adoptamos como especie; saltos y avances revolucionarios, quizás tormentosos, pero el inicio del fin de la esclavitud vino de la mano de las revoluciones americanas y los nuevos ideales republicanos que impulsaban nuevos derechos civiles y políticos convirtiendo en ciudadanos a quienes antes eran súbditos,… y antes esclavos.

Todas esas revoluciones fueron herederas de la revolución en valores que supuso la adopción del cristianismo en Europa y esta a su vez, heredera de la revolución económica que supuso la invención del granero -origen del capitalismo- que produjo cambios radicales en el comportamiento de nuestra especie. Quiero decir, si la revolución es permanente, es porque ¡somos humanos!

Pues como digo, hay revoluciones menores -siempre positivas- pero no voy a referirme a ellas porque creo que son las grandes revoluciones políticas: la francesa -de la que heredamos la democracia- y la del 1917 -de la que otros heredaron el desgraciado comunismo- quienes han proporcionado ese toque de violencia a todas las revoluciones en los diccionarios. Lo que no sé, es quien proyecta esos valores negativos sobre el término revolución ¿el enfoque de clase, o es tan sólo el poder?

Porqué se olvida que es la violencia estructural que sufren los más desfavorecidos quien carga la pila de los estallidos sociales que acompañan algunas revoluciones ¿es por mandato o porque los académicos son unos pelotas?

Resistirse a abandonar el poder como hace El Asad o la Revoluciones de los Claveles ¿Quién aporta violencia a las revoluciones sociales? … ¿Y a las económicas?

Afinando un poco más, es la Revolución Comunista quién carga el diccionario de acepciones negativas, hasta entonces y desde la American Revolution -sí, la de las Trece Colonias y la Declaración de Independencia- el término revolución impulsó cambios mundiales en Europa y América, configurando fronteras y derechos comerciales, junto a relaciones y derechos políticos más justos. La revolución sólo tenía valores positivos y un enorme apoyo social, porque traía nuevos ideales: república y democracia junto a sentimientos patrióticos de corte nacionalista.

Pero no fue otro sino Thomas Jefferson; demócrata y republicano, al que se llegó a calificar de  libertario por su exacerbado  ultra-liberalismo; quien decía: El árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural. Y también: El espíritu de resistencia al gobierno es tan valioso en algunas ocasiones que me gustaría que se mantuviera siempre vivo.

Aunque, ni Jefferson -autor de La Declaración de independencia precursor de la era de las revoluciones- ni ninguna de esas revoluciones que vinieron detrás, decían aquello de cambiemos al mundo de base… Y, creo que la clave está aquí, el 1% de la población mundial que posee tanto como el 99% restante, no permitirá revoluciones por las buenas.

Además, Foxconn, la empresa china que fabrica los iPhones, acaba de inaugurar una fábrica con diez mil robots, algunos de ellos androides, para sustituir unos 60.000 trabajadores en la fabricación de los nuevos modelos. Una verdadera revolución económica que pagaremos a 700€ por barba, con la complicidad de nuestros gobiernos y los mercados.

Y aunque el viejo socialismo se quede obsoleto porque acaben por no necesitarnos como clase, o porque la propia concepción de clases haya perdido todo valor, corren malos tiempos para los que hoy quieren llamarse clases medias (75%) y para los pobres (el otro 25), porque el factor trabajo se acaba como agente de redistribución de rentas y estamos todos a expensas de los mercados financieros.

En estas circunstancias, yo sigo pensando como el Pablo Iglesias original: el objetivo es la entera emancipación de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes.

Y cuando digo clase trabajadora, me refiero a los que no viven del cuento, a aquellos que no son aristócratas, terratenientes, capitalistas, rentistas o banqueros. Y cuando digo capitalistas, no digo pequeños y medianos empresarios porque han pasado a ser una….

Una revolución gorda -muy, muy gorda- que a mí, me gustaría que llegara cuanto antes.

Despertar o pesadilla

Tras la aparición de los papeles de Panamá, lo de Ausbanc, Manos limpias y la caída del ministro Soria, podríamos pensar que se ha conseguido hacer retroceder un paso a la corrupción, incluso podríamos felicitarnos pensando que algunos han caído.
Pero mirando un poco más allá, son sólo malas noticias, aún más golpes para quienes denunciamos la corrupción desde posiciones de limpieza democrática ¿Si el lado oscuro del “sindicato del crimen” era conocido por todos sin que nadie actuase, debemos concluir que las denuncias deben ser interesadas y que si no, mejor es vivir y dejar vivir hasta que el chantaje llegue a la “infanta”?
Aún es peor lo de hacienda que reclama a los periodistas los tan cacareados papeles de Panamá, confirmando que se encuentran inermes y no se enteran del enorme trasegar de dinero de la corrupción. No es un éxito que digamos.
Y encima ¡Uds. son tontos! tenemos que aceptar, de quien tuvo empresas en paraísos fiscales y su padre, que las empresas puestas a nombre propio, las necesitaban para “operar” con navieras panameñas, como si esas operaciones las realizaran ellos y no las empresas que representaban.
Ya no se puede negar la crisis institucional que vive España. Todo se compra y se vende; se diría que no hay institución ni inversión pública que se libre. Pero tras una crisis que empezó siendo inmobiliaria y luego financiera, se ha instalado una crisis social que es aterradora por la falta de ideas y soluciones.
Dicen que en las crisis siempre nacen nuevas oportunidades. Aunque no sé si esta idea sólo se aplica a los negocios sucios; sé, que crecer es una sucesión de crisis de las que uno puede aprender algo o nada. Y que nuestra sociedad está en crisis, muy sorprendida por la magnitud y el descaro de los casos de corrupción protagonizados por quienes hace dos días, con gesto severo, nos reclamaban austeridad.
Sí, ya se sabía que algo mamaban, pero es que aquí no es escapa ni uno. Y que no me digan que este modelo corrupto, amparado por nuestra “democracia”, afecta sólo al PP ¡No es verdad! Es una forma de hacer que, desde las alcaldías a la cúpula de los ministerios, hemos tolerado por aquello de la presunción de inocencia: una sandez como la copa de un pino, como si fuera aceptable la simple duda sobre la honestidad de quienes manejan nuestros dineros.
La tolerancia que proclamaba Felipe González quien; tras perder la Comunidad de Castilla y León por la dimisión de Demetrio de la Madrid, como el mismo contaba; incorporó a su discurso esa teoría de la presunción de inocencia aplicada a la política. Pura envoltura para el conjunto de políticas “centristas” que aplicó y que supusieron el abandono de la izquierda y la lucha contra la corrupción para su partido.
Y es que no hace falta presumir nada de nada, las empresas off-shore sólo sirven para blanquear dinero, o como vuelve a decir este caradura, para prestar “servicios” o venderle yates a quien lo oculta; que sólo es otra forma de beneficiarse de la evasión de capitales (perfeccionar el blanqueo).
Por eso, sin ninguna presunción de inocencia -porque ya no cuela- resulta ser que tienen relación con empresas off-shore, personas como González, Aznar, Rato, Blesa o Soria. Gente que ha tenido en sus manos la gestión de este país y de la crisis, en asuntos como: la privatización del sector eléctrico, el saqueo de las cajas o el rescate de los bancos.
Personas concretas de la élite política y financiera que nos ha gobernado, relacionadas en ese listado de cuentas panameñas: parece evidente que deben ser investigados por el ministerio fiscal. Piensen, que, por muy especialista que sea la famosa Mossack Fonseca, sólo es un despacho de abogados de la multitud que puede haber en Panamá y en el resto de los paraísos.
Y claro, todo esto inquieta nuestro letargo: sabemos que es la hora de despertar para tomar el control de nuestros asuntos pero sólo queremos arrebujarnos al “caloret”, retornar a la modorra ahuyentando la inquietud ¿Pasará la oportunidad de permanecer conscientes?
Creo que no queremos enterarnos de que lo han privatizado todo sin que haya rastro del dinero, que cada español pagó 1000 euros para evitar la quiebra de los bancos alemanes y europeos, o que aquellas eléctricas que regalamos, nos sacaron en el año pasado aún más beneficios: 150 euros por español al año; ya sea a un bebe, adolescente, viejo, o mediopensionista.
Realmente, tampoco sé, si despertar servirá para evitar la pesadilla.

De qué van los nuevos tiempos

Creo que ninguno de los partidos está pensando ya en nuevas elecciones, que la encuesta del CIS se ha quedado vieja en dos días y que ahora todos temen repetir el proceso.

Dicen que se ha abierto un nuevo tiempo político en España y como no entiendo muy bien a que se refieren, porque no se explican mucho, pienso que son sólo palabras vacías y que el desconcierto es generalizado; aunque oigo sus declaraciones y debates y leo con atención sus documentos, sigo teniendo la sensación de que la imprecisión y falta de profundidad que dominan el ambiente, sólo son producto de la falta de ideas: procastinación colectiva al más puro estilo Rajoy.

Pienso que la grave crisis política en que nos encontramos tiene mucho que ver con el incumplimiento de deberes y derechos constitucionales que al ser obviados, han ido produciendo un continuo sesgo legislativo que es inaceptable para la gran mayoría.Y que el nuevo reparto de la tarta social, agravado por la corrupción, pretende dejar al margen del progreso a un inmenso porcentaje de nuestra sociedad.

En estos días ha salido a los medios la escandalosa cifra de 5,9 millones de trabajadores que cobran por debajo de los 600€. Es la pobreza laboral, pobreza energética, la precariedad vital y la marginación para grandes capas de población; y no creo que fuera eso lo que votamos en la Constitución del 78, ni en su posterior modificación para entrar en la UE.

En conclusión, que todo el tacticismo y la iconografía del pacto no tienen nada que ver con lo esencial, que no es otra cosa sino conseguir que ese derecho al trabajo, a la salud, etc., se hagan efectivos. Y no puede haber ningún tiempo nuevo sino cambian las formas de hacer las cosas: la visión  individual y colectiva de para qué sirven las constituciones y las leyes.

Pero es que nadie pregunta, cómo podemos andar todo el día discutiendo si las pensiones son viables cuando los poderes públicos garantizarán  la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad; cómo hemos llegado al estado actual de paro, precariedad y salarios de miseria, si todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo,… ,y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia; que se entiende por toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general; o la gran pregunta ¿hemos cumplido los deberes y garantizado los derechos que se recogen en la Constitución del 78?

Es evidente que la permanente resistencia de los poderes económicos a cumplir con los derechos de la mayoría y el pasotismo de los poderes públicos, han impedido proteger debidamente el derecho al trabajo, a la vivienda, a la sanidad, la educación, la cultura, a la libre expresión y la huelga, o a la suficiencia económica en la tercera edad, por poner sólo unos pocos ejemplos. Y en general, este período constitucional parece abocado a acabar sus pasos, tan desgatado por las cesiones de competencias a cambio de apoyos parlamentarios, como por ese lema de: si les subimos los impuestos se van.

Y ahora, que nadie me diga que cambia nada porque seguirán sancionando a los autónomos que no alcanza los ingresos suficientes para pagar sus cuotas de la SS ignorando su derecho constitucional al trabajo, que no me digan nada del cumplimiento del déficit o de la UE a costa de liquidar todos nuestros derechos, porque, lo primero es cumplir con las leyes que nos dimos entre todos y tener vergüenza de lo que ocurre en este país.

No parecen entender que no los elegimos para que sean intermediarios de los poderes económicos, sino para que nos representen. Como de costumbre, llegan y se ponen otras gafas de ver el mundo que les hace olvidar hasta quienes son, pero ¿De qué van los nuevos tiempos?

Ay José Luis

Antes que nada quiero reconocer que entre mis referencias culturales se encuentra ese viejo marxismo que el PSOE abandonó hace tanto tiempo,… no puedo evitarlo. Cuesta creer que se puedan abandonar los valores individuales y sentimientos que sustentan la forma en que uno piensa: la ideología. Y aunque es evidente que se puede evolucionar, no son tan fáciles de olvidar conceptos y formas. Al menos, yo no he conocido a ningún nacionalista que haya dejado de serlo.

Sin ninguna necesidad de pasiones y sin incidir en la acepción abusiva y más negativa del término explotación capitalista, se puede convenir que la fuerza de trabajo se explota desde siempre y que es necesario y hasta sano que así ocurra, cuando menos, mientras el trabajo siga siendo fuente de reparto social.

También se puede convenir que el resto de los componentes que producen ese beneficio capitalista son inversiones y gastos que se planifican, amortizan o financian para incorporarse a los costes de producción que paga el cliente y en consecuencia, que es exclusivamente la explotación de la inteligencia, la formación, la capacidad de innovación y la fuerza de los trabajadores, quien está en el origen del beneficio capitalista.

Creo que si entiendes eso eres marxista y que necesito que alguien me explique cómo se puede evitar, olvidar o abandonar el resultado de una reflexión, porque personalmente me podría interesar.

En segundo lugar, quiero decir que he podido elegir entre Leguina, Vara, Díaz, Eligio, Page y otros cuantos, pero he escogido a Corcuera para referirme a él en este artículo, no por simple antipatía -que también- sino por ser quien más claramente se ha posicionado en esa inédita “revolución” que recorre el PSOE: Asumir definitivamente como primordial el cumplimiento del 135 y las ultra fracasadas políticas de austeridad de la UE, envueltos en la vieja bandera de la unidad de España.

No sorprende el ensimismamiento de esta “gente de izquierdas” porque su recorrido intelectual tan “responsable” y tan plano, casi siempre predispuesto a las giratorias, y su burocratización (actuación como casta dominante), les impide comprender que estamos ante un nuevo tiempo que se abrió por su incapacidad para adaptarse a la realidad y al momento político.

El caso es que desde el compromiso con la razón y el debate que situaron el tintero y la pluma entre los símbolos del socialismo, la gente que se dice de izquierdas debería haber conseguido evitar el actual reparto de la tarta social, este desequilibrio entre las fuerzas del capital y del trabajo. Pero en lugar de pensar en eso, unos dicen que no son de izquierdas ni de derechas; los otros quieren independizarse huyendo del ejercicio de la solidaridad; y otros más, como José Luis, permanecen secuestrados por las políticas de austeridad y su prima, inmersos en el síndrome de Bruselas.

¿Es realmente tan difícil pactar un gobierno para elevar el salario mínimo; terminar con las estafas y abusos que se están produciendo en lo laboral; y con la corrupción; garantizar el derecho al trabajo de los parados y autónomos con bajos ingresos; las pensiones; y el derecho a la vivienda y a una sanidad y subsistencia dignas? Yo creo que no, que hay recursos más que de sobra y que existe una mayoría social suficiente para cambiarle la cara al régimen y también a Europa; que sólo falta voluntad.

Por eso, ante tanto tacticismo y cerrazón, cuando oigo a estos que se dicen socialistas, apostarlo todo a la unidad de España en lugar de hablar del reparto de la tarta social, tengo que preguntarme ¿unidad para qué? Para una España grande, libre, con una gallina en el escudo y la soberanía en los lobbies de Bruselas, o para garantizar el bienestar de todos los españoles desde el ejercicio de la solidaridad.

Ay José Luis, aunque hayas sido muy muy sindicalista, a ti y a los tuyos las formas les delatan: fue el individualismo salvaje, la deslealtad y el veto quien siempre los situó por encima de los procesos democráticos internos. Y, siendo evidente que ni fueron marxistas ni siquiera socialistas, lo que hoy proponen es tan radicalmente de derechas que sólo beneficia a los amigos de Soria y al resto de las multinacionales que, desde un radicalismo capitalista inédito y cortoplacista, llegan a olvidar que nos necesitan como consumidores.

Responsabilidad Política

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Parece imposible que pase un sólo día sin tener que oír el término responsabilidad política, siempre poniéndola en relación o subordinándola a las responsabilidades civil y penal que se despachan en los juzgados.

Lo mediático ha invadido y tergiversado la democracia: unas opiniones más libres y a veces menos fundamentadas, muchas veces con apariencia de noticia; y siempre con la dosis adecuada de eso que llaman sensacionalismo y manipulación de sentimientos, cuando no de incultura y chabacanería; crean el escenario perfecto donde pintar ilusiones que finalmente es lo que votan los ciudadanos.

La televisión es quien gana elecciones y así sobrevive la Aguirre que estando corroída por la responsabilidad política, es buena candidata porque es buena en la tele. Una capacidad de comunicación que parece ir unida al desastre político y una gestión minada por la corrupción, como ocurre aquí con Melchior, Oramas o Zerolo.

Y aunque la elección de personas -la ineludible representación que implica la democracia- sea una forma de crédito (de confianza) que los ciudadanos conceden a los cargos electos y a las instituciones, al final nadie paga, porque además de estar aforados, los electos han adoptado un estándar en el que se sienten investidos de una «responsabilidad» que les lleva a sentirse legitimados para infringir las leyes y enriquecerse, en un marco que les permite situarse como intermediarios o iguales, de los poderes económicos, eclesiásticos o financieros, con los que trafican sin haber entendido nada sobre la naturaleza del poder que les conferimos: soberanía.

Así nos llegó el 135 y aunque a los griegos y a Papandreu que optaron por un referéndum democrático, les haya ido casi peor; no puedo sentirme ciudadano de un país donde la prioridad absoluta de los impuestos son los bancos y no la desigualdad. Por eso, se tiene que acabar esa forma de ganar elecciones para hacer lo que te dé la gana, aquello de: «ya se sabe que los programas son para incumplirlos».

Inmersos en un sistema electoral proporcional por listas, sin distritos que vinculen directamente a los votantes con el cargo electo, muchos han llegado a entender que la política es dedicarse a eso: a estafar ilusiones para alcanzar un estatus y un predicamento social (poder adquisitivo) que no merecen, ya que no aportan nada y son más baratos los brazos de madera.

Ganar ha sido el leitmotiv de la política en los últimos años -un ganar y perder teñido de dinero como en el futbol o los negocios- y por eso, otros muchos no han entendido que sólo se puede ganar cuando quien gana es la democracia: cuando los electos representan mejor y son más cercanos a los sentimientos y valores de sus representados; y sino, ganar es perder rompiendo el balón, que es lo que han hecho los partidos del Régimen del 78.

Felizmente la política parece moverse, avanza hacia nuevos modelos de primarias, asambleas virtuales, democracia 2.0 y todo eso. Un cierto abandono de los parlamentarismos asamblearios que conocíamos en la izquierda, para viajar hacia modelos más «liderados» aún, en un estilo neoberlusconiano. Sin embargo, el escenario de primarias y contra-primarias al que asistimos, no consigue el debate y el aglutinamiento agregador de ideas y candidaturas que era de esperar, sino desmoralización y atomización. Luego los votos se desangran hacia la abstención.

Aquí, parece que nadie ha entendido nada aunque las realidades sean obvias: la política influye de forma decisiva en nuestras vidas y esto está siendo dramático para la gran mayoría. Por eso, el ejercicio y la demanda de responsabilidad es hoy ineludible para todos, y conlleva, más que la participación, la implicación y la exigencia de transparencia continua.

Es decir, una responsabilidad política que tiene que ver con el ejercicio del cargo, pero también con el voto y, antes incluso, con la democracia en los partidos y con un discurso que tiene que ver con todo lo que se dice, aunque analizándolo desde la responsabilidad, tenga que ver con lo que se hace y como se hace ¡con la coherencia!.

Y hay un marco que no podemos obviar, el dinero de los grandes partidos, que se sienten acorralados y vulnerables, comienza a fluir a ritmo de campaña y eso se acabará notando en las encuestas. Amparados en unas leyes electorales injustas, emprenderán una verdadera batalla mediática en la que el «argumento Venezuela» servirá para acorralar a los que reclamamos justicia social y un mejor reparto de la tarta social, en una España que crece dejando atrás a una gran parte de su población.

Por eso, a tan pocos días del Decreto de Convocatoria de Elecciones Locales y Autonómicas, continuaré reclamando la construcción de un frente político contra el austericidio, la corrupción y el transfuguismo, capaz de constituirse en una fuerza de cambio. Existe una oportunidad real y es una verdadera y urgente responsabilidad política encontrar lo que nos une que es mucho más que lo que nos diferencia.

El debate, Grecia, la UE y la economía

He oído decir a Rajoy, en el debate del estado de la nación, que la economía está creciendo y que crecerá más, pero cuando miro a mi calle o a mi barrio, a mí mismo, o a mi familia y amigos, tengo la clara sensación de que la economía sigue menguando, año tras año.

Además, por el adoctrinamiento del neoliberalismo imperante, estoy convencido de que ese crecimiento al que se refiere Rajoy podrá beneficiar a Wang, Soros, Slim, al PIB Alemán o Dios sabe a quién, pero no a la España de las familias y los trabajadores que continuará siendo tendencialmente más pobre cada día, si nadie lo remedia.

Y es que aunque el término economía venga de la antigua Grecia: okomos; y tenga que ver con la administración de lo doméstico; y en castellano signifique: administración eficaz y razonable de los bienes; vivimos en un país indecente, producto de una Europa indecente que recorta los derechos sociales, los salarios y el trabajo, para que bancos, eléctricas y petroleras, o las desertizadoras franquicias, consigan beneficios al destruir un valioso tejido empresarial de pymes que era producto del trabajo de generaciones y amparaba una sólida economía social.

Algo parecido a lo que ocurre con la propiedad inmobiliaria, en su mitad, hipotecada con un valor tasado, por imperativo legal, que hoy es papel mojado. Dicen que no éramos competitivos, que si las economías de escala, la globalización, el endeudamiento, …. La realidad es que había que hacer aterrizar la economía del ladrillo y evitar la inflación en Alemania -que es por donde empezó todo esto- pero los burócratas de la Troika se pasaron tres pueblos en su histérica obsesión neoliberal y han destrozado nuestro sistema productivo.

¡Crecer! Es por eso que las bajadas en el precio del petróleo no se trasladan a los usuarios, sino a beneficios en el balance de unas empresas que no son las que nos suministran, sino las que previamente compran y venden el crudo o financian esas operaciones. Es por lo mismo, que se “liberaliza” el mercado energético para que los precios se negocien en el mercado de futuros y se disparen al alza, mientras se permite que engañen a los ciudadanos con tarifas planas y permanencias contrarias a la mínima competencia.

Hoy, la razón única del crecimiento de nuestra economía es la rentabilidad asociada nuestro nuevo modelo de relaciones laborales -estilo chino- y la que es producto de adquirir a precio de ruina lo que tiene un valor real. Nada de economía, somos víctimas del pillaje. Rápidamente, hay que hacer nuevos ricos, ya que algunos otros se arruinaron pagando la quiebra de los bancos alemanes(la burbuja). Y ésa es la razón de fondo de éste trasegar de derechos y dineros.

Pero el asunto es aún peor; y es que también hoy, he leído que un/a irresponsable de esos que los partidos ponen en las administraciones, ha dicho que nuestro sistema universitario es insostenible. Y será todo lo perfectible del mundo, pero los que son insostenibles son ellos, los que cambian rentabilidades actuales por viabilidades futuras, los que creen que pueden medir la economía sólo en cifras, considerando a las personas como parte de un balance.

Nada cambiará para los europeos del sur mientras se mantengan esas políticas de austeridad que son una mano de hierro en el cuello de la clase trabajadora. Mientras el BCE continúe anclado al mecanismo de la prima de riesgo; un anti-impuesto para que unos bancos usureros se beneficien, como intermediarios privados, de las relaciones económicas y políticas necesarias entre los países miembros de la UE y sus instituciones públicas(BCE).

Clama al cielo tener que asistir, más de 400 años después, a ésta nueva puesta en escena del Mercader de Venecia, donde los papeles de Shylock y Bassanio, son interpretados por Alemania y la propia Grecia, en una nueva forma de tragedia griega que retransmiten los medios. ¿Permitirá Europa el asesinato de los griegos para cobrarles su deuda, cuando el precio del dinero del BCE está al 0,05% y se les puede dar todo el tiempo del mundo?

En este siglo XXI, la unidad de la izquierda europea es el único Dux capaz de evitar que Grecia, tarde o temprano, acabe fuera de la UE ¡Qué barbaridad! Todo porque Europa está  gobernada por unos necios neoliberales, anexados a una hoja excel, que no perciben que la UE sin Grecia es menos unión, menos Europa, menos solidaria y menos democrática. Más frágil y casi económicamente inviable por la consecuente ola de desconfianza y desinversión que arrasaría las economías del sur.

En medio del drama, de esta tragedia greco-española, de Guindos, que perteneció al Consejo Asesor y fue director para España y Portugal de Lehman Brothers -el banco que desencadeno esta crisis financiera- se ha permitido pegarle cuatro chillidos a Varoufakis, el nuevo ministro griego, que sólo intenta arreglar un desaguisado que evidentemente no es culpa suya.

Y es que los neoliberales: Rajoy, Merkel y sus secuaces, parecen sicópatas dispuestos a hacer lo que nadie ha hecho en la historia. Aunque pretender segregar un territorio por sus deudas, sólo pueda entenderse como una ridícula pose, de unos gobernantes ridículos, borrachos de poder. Así que: ¡Viva Grecia! y ¡Viva Syriza!

Y vivan todos los trabajadores/as de Europa porque estamos en disposición de construir nuevas mayorías electorales, para enfrentar democráticamente esa horrible realidad en que quieren transformar nuestro futuro.

Legítima violencia

A veces pienso que el término “violencia” resulta poco funcional por impreciso, que debería haber palabras distintas para diferenciar la violencia que se sufre de la que se ejerce, la que necesitamos -matar para comer- de la sistemática que practica un genocida o un sicópata. Y aunque no ayude mucho que el término, por subjetivo, resulte tan indefinido, hoy podemos convenir que entendemos por violencia: no sólo los palos, sino cualquier forma de maltrato, imposición o injusticia, junto a un largo etcétera de acciones en contra de la equidad.

Y dice la teoría que, para que una democracia pueda cumplir con su razón de existir -que es evitar una mayor violencia- el estado democrático, sus gobiernos, deben ejercer el monopolio de la misma; es decir, impedir cualquier otra violencia ejercida al margen de las fuerzas de seguridad del estado y de las leyes.

Pero hoy, la globalización permite a los más ricos imponer un nuevo reparto social -un nuevo orden- y lo hacen con la connivencia de quienes nos representan ante ellos, produciendo un flujo económico -de pobres hacia ricos- sin más justificación que la imposición y la injusticia. Sin embargo, esa forma de violencia que provoca sufrimiento en los más débiles, es legítima (legal), porque, aunque nuestros gobiernos se hayan saltado todo tipo de leyes y formas democráticas para acudir al rescate de los bancos, eso no cuenta.

¿Es que puede ser violenta la democracia? Pues sí, claro que sí, porque eso del monopolio ese, sólo es teoría y la democracia como cualquier otra forma de gobierno, puede estar cargadita de violencias con distintas motivaciones y finalidades, porque cada expresión de violencia tiene siempre un objetivo, una diana.

Sufrimos una enorme violencia de la que se denomina estructural y es que, cuando la violencia produce daños colectivos, sus efectos pueden ser demoledores aun siendo imperceptibles como tal violencia. Pero ¿es o no violencia? el que los millonarios y grandes bancos multipliquen sus capitales durante la crisis, mientras se producen bajadas de salarios, recortes y destrucción de empleo, pérdida de derechos y corrupción política, que no producen hematomas.

Hemos visto estos días por la televisión los acontecimientos de El Gamonal, donde se han producido hechos violentos, en unas manifestaciones ampliamente mayoritarias y tan unitarias que las multas y fianzas se pagaron inmediatamente por cuestación popular, siendo todos defendidos como parte del colectivo de vecinos; incluso quienes dirigieron sus actos vandálicos contra un banco en un anti-capitalismo simbólico.

Pues bien, estas manifestaciones y sus ecos, han desatado una verdadera fiebre de mojigatas declaraciones anti-violencia en las tertulias televisivas. Unas declaraciones que parecen proscribir hasta la legítima defensa. Y no puedo evitar que me resulte incómoda esa pastosa unanimidad de buenos de todos los colores, que se produce mientras se recorta el derecho de manifestación y la libertad de expresión; y mientras la policía protege negocios corruptos en El Gamonal.

¿Alguien puede explicarme por y para qué quieren prohibir grabar en las manifestaciones?

No puedo sino recordar la frase de Thomas Jefferson, que nunca fue sospechoso de ser un radical de izquierdas: el árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural.

Cuando ya ni siquiera parece legítimo sacudirse de encima la tiranía y amenazan con perpetuar esa propaganda que debe acabar convenciéndonos de que todavía deberíamos ser esclavos; Yo, proclamo: que la violencia revolucionaria que permite a un pueblo ser más libre, es humanidad en estado puro y que es legítima porque está muy por encima y es anterior a lo que puedan opinar tribunales y tertulias. Es justicia social que, sin que lo sepamos, existe desde que existimos.

Austeridad en ojo propio: El Gamonal

Parece mentira que entre toda esa bandada de santurrones que nos representa –un gobierno del Opus- nadie haya sido capaz de relacionar, se diría que poco inteligentemente, la austeridad que nos imponen cada día con aquella parábola de la paja en el ojo ajeno.

No sé si es incompetencia,  falta de adhesión al programa del gobierno o intereses de otra especie, pero el Alcalde de Burgos (Señor Lacalle), evidencia no darse cuenta de lo que hemos aguantado y seguimos aguantando, por esa consigna de austeridad de la UE, hecha recortes, y con ese cotidiano insulto de que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Resulta evidente que Lacalle no considera que esa austeridad sea aplicable a la institución que preside, pero al menos, desde El Gamonal han sido capaces de decirle que tenga fundamento y  que sea coherente. Y como los únicos que viven por encima de sus posibilidades son ellos, los políticos y sus amigos, han tenido que ser ciudadanos de pura clase trabajadora, la calle misma, quien le diga a su tocayo el alcalde, que se aplique el cuento, que paguen deudas, arreglen guarderías y se dejen de obras caprichosas y faltas de respeto ¡Parking de pago!

Es que el problema no es ese, quién les va a enseñar a los españoles a ser austeros ¿Merkel y los burócratas europeos? Es de risa. Aquí la única cuestión es que los políticos españoles -desde una sensación de impunidad que los hace peligrosos- han considerado que su posición les proporciona derecho a beneficiar los intereses de unos pocos, en lugar de ponerse al servicio del interés general. Y eso, es corrupción sea cual sea su signo político.

Sinceramente creo que no hay espacio para la duda, cuando las actuaciones de las administraciones públicas no son lógicas y no suponen un evidente beneficio colectivo, es porque esconden intereses inconfesables ¿Por qué Lacalle asume tantos riesgos, no hay otras cosas?

No parece tener sentido todo nuestro sistema legal, cuando no actúa ante el clamor de la mayoría de vecinos de El Gamonal que se consideran perjudicados económicamente por una inversión que sólo beneficia intereses privados. Cuando los componentes de la mayoría de gobierno que impulsa este proyecto, no pasan uno detrás de otro por la fiscalía anticorrupción, de forma preventiva -eso sí- pero declarando y explicando desde ahora su concepción de este asunto, qué sentido o finalidad tenía esa obra que votaron y cómo es que nadie lo entiende.

¿Tampoco sé por qué un empresario condenado por corrupción puede continuar recibiendo contratos de la administración? ¡No lo entiendo!, nadie le da las llaves de su casa a quien ya le ha robado. Más allá de las leyes, no parece lógico, porque no se trata de la libre empresa, ni del derecho a la rehabilitación de un empresario que pueda haber cumplido o no su pena, simplemente se trata de no tolerar la corrupción, de no encubrirla. Entender que el interés general es sagrado, que dirían las Femen.

Pero, alejándonos de los euros y las obras, poniéndonos un poco más conceptuales aunque no lo parezca ¿Qué c….. pinta un alcalde que quiere hacer una obra como esta -que nadie entiende- y dice que el proyecto se ha hecho con la participación ciudadana cuando la calle está que arde; por qué luego intenta engañar a los vecinos para terminar cancelando el proyecto; dejando esa coletilla ácida, de que no han sido los burgaleses sino una “siniestra” conjura que ha escogido El Gamonal por y para no sé qué ¿Qué es eso?

Pero ¿Por qué está ahí? ¿Por qué no ha dimitido, a qué espera? ¿Cuánto ridículo es capaz de soportar ese payaso? ¿Qué hacen sus compañeros de partido; y los otros? ¿Por qué no corre la lista? ¿Nadie se da cuenta de que la continuidad de este alcalde deteriora la democracia y nos perjudica a todos? ¿Será una maldición esta forma de estúpida democracia? ¿Estarán todos ciegos por falta de austeridad en el ojo propio?

Yo creo que no, simplemente nos roban y sólo vemos el rastro de sus delitos.