Creo que ninguno de los partidos está pensando ya en nuevas elecciones, que la encuesta del CIS se ha quedado vieja en dos días y que ahora todos temen repetir el proceso.

Dicen que se ha abierto un nuevo tiempo político en España y como no entiendo muy bien a que se refieren, porque no se explican mucho, pienso que son sólo palabras vacías y que el desconcierto es generalizado; aunque oigo sus declaraciones y debates y leo con atención sus documentos, sigo teniendo la sensación de que la imprecisión y falta de profundidad que dominan el ambiente, sólo son producto de la falta de ideas: procastinación colectiva al más puro estilo Rajoy.

Pienso que la grave crisis política en que nos encontramos tiene mucho que ver con el incumplimiento de deberes y derechos constitucionales que al ser obviados, han ido produciendo un continuo sesgo legislativo que es inaceptable para la gran mayoría.Y que el nuevo reparto de la tarta social, agravado por la corrupción, pretende dejar al margen del progreso a un inmenso porcentaje de nuestra sociedad.

En estos días ha salido a los medios la escandalosa cifra de 5,9 millones de trabajadores que cobran por debajo de los 600€. Es la pobreza laboral, pobreza energética, la precariedad vital y la marginación para grandes capas de población; y no creo que fuera eso lo que votamos en la Constitución del 78, ni en su posterior modificación para entrar en la UE.

En conclusión, que todo el tacticismo y la iconografía del pacto no tienen nada que ver con lo esencial, que no es otra cosa sino conseguir que ese derecho al trabajo, a la salud, etc., se hagan efectivos. Y no puede haber ningún tiempo nuevo sino cambian las formas de hacer las cosas: la visión  individual y colectiva de para qué sirven las constituciones y las leyes.

Pero es que nadie pregunta, cómo podemos andar todo el día discutiendo si las pensiones son viables cuando los poderes públicos garantizarán  la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad; cómo hemos llegado al estado actual de paro, precariedad y salarios de miseria, si todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo,… ,y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia; que se entiende por toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general; o la gran pregunta ¿hemos cumplido los deberes y garantizado los derechos que se recogen en la Constitución del 78?

Es evidente que la permanente resistencia de los poderes económicos a cumplir con los derechos de la mayoría y el pasotismo de los poderes públicos, han impedido proteger debidamente el derecho al trabajo, a la vivienda, a la sanidad, la educación, la cultura, a la libre expresión y la huelga, o a la suficiencia económica en la tercera edad, por poner sólo unos pocos ejemplos. Y en general, este período constitucional parece abocado a acabar sus pasos, tan desgatado por las cesiones de competencias a cambio de apoyos parlamentarios, como por ese lema de: si les subimos los impuestos se van.

Y ahora, que nadie me diga que cambia nada porque seguirán sancionando a los autónomos que no alcanza los ingresos suficientes para pagar sus cuotas de la SS ignorando su derecho constitucional al trabajo, que no me digan nada del cumplimiento del déficit o de la UE a costa de liquidar todos nuestros derechos, porque, lo primero es cumplir con las leyes que nos dimos entre todos y tener vergüenza de lo que ocurre en este país.

No parecen entender que no los elegimos para que sean intermediarios de los poderes económicos, sino para que nos representen. Como de costumbre, llegan y se ponen otras gafas de ver el mundo que les hace olvidar hasta quienes son, pero ¿De qué van los nuevos tiempos?